La reflexión sobre la esperanza constituye, también, un tema central de la filosofía clásica y contemporánea, aunque, en nuestro contexto cultural, este objeto de reflexión ha sido sustituido por otros y la esperanza ciertamente ha quedado en un plano demasiado marginal. Después de la caída masiva de las grandes ideologías emancipadoras del siglo XIX y del siglo XX y de sus utopías liberadoras, la esperanza ha pasado a ser un valor anacrónico o romántico y ha sido ahuyentadora del discurso filosófico. No obstante, la esperanza como virtud humana es capital para el desarrollo de la persona, de la familia, del trabajo y de la sociedad. El olvido de esta virtud es una grave pérdida que, en esta ocasión, tal vez podemos poner sobre la mesa de discusión para repensarla colectivamente.