
Traducción: Ramon Sala Gili.
La soledad no es un objeto ni una cosa. Tampoco es un bien que podamos vender o comprar. Es una vivencia del alma, una experiencia por la que podemos pasar. El ser humano no es sólo el animal social que teje vínculos con los suyos para defenderse de sus enemigos y para ayudarse mutuamente. También se retira, toma distancia, se aleja de la comunidad, no por despecho, ni por odio, sencillamente porque siente esa necesidad y cree que le beneficia. Un hombre que frecuenta la soledad se convierte en un hombre diferente de lo que era, cambia de tono y de registro, adopta nuevas formas de vida, y la seriedad y la gravedad envuelven su personalidad. Este libro no es un manifiesto contra la soledad. Tampoco es una defensa de la vida solitaria. Es una apología de la soledad, de este bello estado tan necesario para el desarrollo pleno de la persona y de sus facultades.