
Hay pensadores que adquieren la categoría de acontecimiento, porque después de ellos el hecho de pensar se transforma radicalmente.
Pensar la historia, Dios, el hombre o la libertad después de los maestros de la sospecha es un ejercicio altamente sugerente. Marx, Nietzsche, y Freud hacen tambalear los pilares de la civilización occidental: son los epicentros de un movimiento sísmico que transforma substantivamente el orden de las cosas. Nada podrá ser pensado como antes.
Nadie pasa impunemente por los maestros de la sospecha. Marx, Nietzsche y Freud purifican la imagen de Dios y la vivencia religiosa. Sin quererlo, nos ayudan a practicar esta sospecha respecto a nuestras creencias y a vaciar la mente de estas divinidades antropomórficas que tendemos a forjarnos.