Nos preocupa nuestra imagen externa y quizás nos inquietamos al ver que los modelos estéticos que se nos proponen no confrontan con la realidad que vivimos en el día a día. La obsesión por el cuerpo perfecto, por el cuerpo ideal, puede ser fuente de malestares y sufrimientos; incluso, a veces, deriva en trastornos alimentarios y graves enfermedades. Necesitamos una sabiduría que nos oriente hacia una relación equilibrada con el propio cuerpo y con el cuerpo de los otros. El cuerpo es un don, un ámbito de relación y de belleza. Es, sobre todo, un lenguaje, un espacio de comunicación entre personas. En este libro se propone una ética del cuerpo centrada en el respeto, el cuidado y también la aceptación de su fragilidad.